¿Sabías que hacer deporte puede volvernos más inteligentes?
No cabe duda que el practicar algún deporte y mantenernos activos tienen grandes beneficios para la salud: nuestros músculos se desarrollan, las articulaciones trabajan, el organismo se oxigena y liberamos hormonas, como la endorfina, que nos hacen sentir de lo más bien. Hay múltiples estudios al respecto y cada vez encontramos más y más.
Pues bien, recientemente se ha descubierto que el hacer ejercicio también ayuda al desarrollo de redes neuronales. Así es: practicar deporte puede hacernos más listos, ayudarnos a pensar con más rapidez, aumentar la concentración y reforzar la memoria. ¡Quién lo diría!
Según una nota del periódico El País, la neuro-científica Wendy Suzuki realizó un experimento con ella misma como sujeto de estudio en el que midió el impacto que determinada cantidad de sesiones a la semana tenían en ella. Los resultados, que se pueden leer completos en su libro Cerebro activo, vida feliz, señalan que el resultado de la implementación de una rutina de ejercicio fue un aumento en la atención y la capacidad para comunicarse de manera escrita y oral.
Podríamos llegar a pensar que se trata simplemente de un truco psicológico (si nos sentimos bien, estamos bien), pero no es así. Suzuki recalca que existen cambios anatómicos, fisiológicos, neuroquímicos y conductuales a un nivel profundo y lo podemos comprobar con una serie de experimentos que se realizaron en los años 90 en el que se expuso a un grupo de control de ratas de laboratorio que demostraron un aumento de actividad cerebral al ser expuestas a entornos estimulantes.
Tanto la corteza prefrontal, donde se dan los procesos de concentración, como el hipocampo, que se encarga de las nuevas conexiones, aumentan su actividad cuando hay un incremento en las rutinas de ejercicio o la práctica de algún deporte.
Beneficios para el día a día
Estos increíbles descubrimientos científicos nos arrojan nueva luz sobre cómo funciona nuestro cerebro y nos brindan de herramientas novedosas para poder llevar un mejor estilo de vida. Por ejemplo, las “pausas activas” en las oficinas, que durante tanto tiempo se han debatido, podrían ser una excelente y muy saludable forma de tener breaks efectivos que se traduzcan a un aumento en la productividad. Para eso, debemos definir ejercicios bien diseñados, que cumplan su objetivo.
También debemos tener en cuenta la cantidad de deporte que hacemos en nuestra rutina de todos los días. La comunidad neurocientífica en varias ocasiones ha señalado que sesiones de media a una hora mejoran la atención a corto plazo y si se prolonga el tiempo –aproximadamente entre dos y tres meses–, también repercuten en la memoria.
Este tipo de resultados, afirma la doctora Suzuki, no se pueden replicar con pastillas o fármacos, ya que se trata de una serie de procesos exclusivos del cuerpo y la creación de hábitos saludables. Lo mejor que podemos hacer es encontrar un espacio en nuestras rutinas diarias para ejercitarnos. Salir a caminar o correr, hacer un poco de yoga, tal vez tomar unas pesas o incluso unirnos a un grupo de crossfit, si lo que realmente estamos buscando es un desafío físico. Nuestras neuronas seguramente nos lo agradecerán.