Esta terapia sirve para descongestionar el vientre y para abrir las vías respiratorias.
Las cebollas se cortan en rayas por la parte superior y se colocan en un recipiente con agua caliente y se deja hervir hasta que la cebolla se “abre” y suelta las sustancias activas.
Estas sustancias son principalmente flavonoides, compuestos fenólicos y compuestos azufrados responsables de su aroma. De los flavonoides, el color de la cebolla morada es dado por los antocianos. La miricetina y la quercetina también se encuentran en cantidades significativas.
Una de las ventajas de la cebolla es que la quercetina que posee es muy fácilmente absorbida por nuestro organismo, hasta cuatro veces más rápida que la de la quercetina que se encuentra en la manzana o el té, por ejemplo.
Además, los procesos de cocción no provocan pérdidas sobre el contenido de flavonoides de la cebolla, lo que permite que el agua en que se hierve contenga cantidades que nos sirven en nuestra terapia.
Otros elementos presentes en la cebolla son el hierro, calcio, potasio y sodio, además de vitamina C.
Las compresas de algodón se empapan en el agua de cebolla hirviendo. Como ya lo mencionamos, las sustancias activas se encuentran en el agua. Cuando se colocan en tu abdomen, debe ser a la mayor temperatura que toleres para potenciar su efecto. La compresa se cubre con una toalla para mantenerla caliente el mayor tiempo posible.
La terapeuta te dejará recostado entre tres y cinco minutos y volverá con una compresa fresca para cambiar la anterior. Nuevamente la cubrirá con una toalla y repetirá el proceso una vez más para un total de tres ocasiones.
Esta terapia puedes realizarla en la comodidad de tu cuarto o recostado en una tumbona en la playa.