El uso del agua como agente terapéutico es conocido desde tiempos inmemoriales. Todas las civilizaciones antiguas la usaban para curar diversas enfermedades y dolencias.
En forma general, podemos hablar de tres tipos de agua para efectos medicinales: el agua corriente, el agua mineral de manantial y el agua de mar. Cada una tiene propiedades únicas y diferentes que se aplican según la necesidad y disponibilidad.
El agua corriente es el agua que usamos diariamente en nuestra casa. Aunque es la que menos propiedades medicinales tiene, su utilidad radica en los métodos y formas en que la usamos.
Esta terapia de compresas de agua fría es la primera que realizarás en el día.
Este proceso se repite varias veces y al final te mantendrás acostado envuelto en tus sábanas o cobijas. Tu organismo se relajará, tu temperatura se asentará y estarás listo para iniciar tu día.